LA HUELLA BRITÁNICA EN LAS ISLAS CANARIAS
Culture, Canary islands residents
Hace 500 años Gran Bretaña ya consideraba a las Islas como ese lugar desde el que recorrer el mundo y en el que sanar cuerpo y mente, especialmente durante la revolución industrial
“Mis tres hijos nacieron en las Islas Canarias y les pasa lo que a mí, que nuestro corazón es mitad canario y mitad británico”. Ms. Betty Burgess, que acaba de cumplir 100 años, recibe estos días la Medalla del Imperio Británico (MBE) con la que ha sido galardonada por sus servicios en el extranjero gracias a su trabajo en el Consulado en Las Palmas. Al preguntarle sobre la huella británica en las Islas Canarias, Ms. Burgess señala que esa huella existe. Se gira, y muestra el Edificio Elder, que actualmente alberga el Museo de Ciencia y Tecnología en Gran Canaria. “Pero, sobre todo, esa huella está en la forma de vivir. En las Islas hay iglesias anglicanas, clubes británicos y varios cementerios británicos donde han sido enterrados marineros, administradores de colonias, misioneros y, por supuesto, residentes y turistas. ¿Sabe usted una cosa que no hemos logrado nunca?”, pregunta sonriendo, “que se tome el té a la hora que es, porque en Gran Bretaña es a las 4. No sé quién ha dicho que se toma a las 5. ¿No es este es un lugar maravilloso?”
Y así ha sido para los británicos desde hace 500 años. “En las Islas Canarias siempre hemos encontrado ese puerto seguro en la encrucijada de tres continentes, abierto a quienes llegaban a las Islas buscando vida para llevarla a Gran Bretaña, y traerla también de allí”. Según el investigador Carlos Cólogan, cuyo linaje procede directamente de los comerciantes que arribaron al Archipiélago en el siglo XVII y XVIII, la época de mayor llegada de turistas británicos coincide “con la época en la que Gran Bretaña consideraba a las Islas como ese lugar desde el que recorrer el mundo y en el que sanar su salud, su cuerpo y su mente”. No en vano, y tras descubrir los beneficios de ascender a El Teide, Tenerife se convirtió en lugar predilecto para curar la salud de los británicos en plena revolución industrial.
El cronista oficial de Telde, Antonio González Padrón, destaca que “uno de los motivos por los que los británicos se sienten tan a gusto en las Islas Canarias es que en el Archipiélago pueden profesar y practicar su religión con un permiso especial concedido en el siglo XIX para la Iglesia anglicana, tanto en Tenerife como en Gran Canaria”. La Iglesia Anglicana de Las Palmas se encuentra en el barrio inglés Ciudad Jardín y la de la isla de Tenerife, en el municipio del Puerto de la Cruz. Además, tuvieron su propio hospital, el Queen Victoria Hospital, situado en Las Palmas de Gran Canaria, en el que la reina de Inglaterra recibía la última visita médica cuando su barco atracaba en las Islas, “puesto que éste era el último puerto inglés antes de América y antes de Asia, donde se podía hablar con ingleses en inglés y tomar el té”, destaca González Padrón.
La huella de los británicos en las Islas Canarias se encuentra también en Garden City, en Ciudad Jardín. En él se respira Gran Bretaña en su arquitectura, en sus calles con arboledas, en sus colegios y su Iglesia, pero también en las zonas cercanas al Puerto de la Luz, donde tenían sus negocios importantes las familias Elder y Miller, exportadoras que llevaban productos de Canarias a las Islas Británicas. “Antes, cuando el puerto estaba situado en el Muelle de San Telmo”, aclara González Padrón, “comerciantes de gran categoría como la familia Winston vivían en la zona de Triana”. La estancia de los británicos en Gran Canaria ha sido tan destacada que el Cementerio Inglés de la Vega de San José ha sido reconocido por el Gobierno de las Islas Canarias como Bien de Interés Cultural.
Lo mismo sucedía en Santa Cruz de Tenerife, en el Puerto de La Cruz, donde vivían familias de larga tradición comercial como la de Carlos Cólogan, que llega hasta nuestros días. “Comerciaban con las Islas Británicas y con las islas de La Palma, La Gomera y El Hierro actuando como intermediarias para sus productos, al igual que lo hacía Gran Canaria con Lanzarote y Fuerteventura. Exportaban plátanos y tomates a Gran Bretaña, y de allí importaban la pamela, los partidos de críquet y el chocolate Cadbury. Incluso los Beatles pasaron unas vacaciones en las Islas Canarias”.
Tenerife, mayor exportadora de vino
Tenerife fue la mayor exportadora de vino para los navíos que se dirigían a América o Asia. Dada su calidad, por las Islas pasaron todas las grandes potencias para abastecerse de estos famosos caldos. De hecho, la British Navy era asidua de las Islas y lo albergaron en sus bodegas el conde Sandwich, John Jervis y Horacio Nelson. El capitán Cook lo bebió durante su conquista del Pacífico y, según Cólogan, fue transportado a la Bounty antes del famoso motín en alta mar. El vino de Tenerife fue también bebida principal de la Fleet británica al ir a tomar posesión de Australia.
En la isla de Gran Canaria las familias tenían sus residencias habituales en la ciudad de Las Palmas, pero gustaban de trasladarse al campo en épocas estivales, por eso construyeron casas en Tafira, zona alta de Las Palmas de Gran Canaria, y en el municipio de Santa Brígida. Todavía hoy se distinguen por el tono azul o morado inglés.
En la Playa de Las Canteras pasaban largas temporadas escritoras como Agatha Christie, políticos como Winston Churchill y tycoons como Aristóteles Onasis o Paul Merman. El antiguo Hotel Metropol, hoy sede del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, era famoso por sus fiestas inglesas.
El Teide, bueno para la salud
Subir al Teide era la primera de muchas actividades que se recomendaban y que precedieron al actual senderismo. Según Cólogan hay que tener en cuenta que “Gran Bretaña, en los siglos XVIII y XIX, estaba en plena revolución industrial y las fábricas y la contaminación perjudicaban seriamente la salud de los habitantes de Londres, así que convirtieron a Tenerife, especialmente a La Orotava y al Puerto de la Cruz, en su lugar favorito para recuperarse cuando tenían problemas pulmonares”.
De esta forma se comprende la relación especial y única que existe entre las Islas Canarias y Gran Bretaña, ya que en el Archipiélago pudieron y pueden tener ese oasis donde disfrutar como en ningún otro lugar.